miércoles, 16 de febrero de 2011

SANTILLANA Y SU MUSEO DE "LAS PUTADAS"

Hace unos días, estuvimos toda la familia por tierras cántabras, disfrutando de sus siempre bellos paisajes , su envolvente gastronomía y su caprichoso clima. En este caso la suerte se alió con nosotros y disfrutamos de un sol de justicia, con el que el norte es aún más hermoso.

Como sobremesa a una buena degustación de platos típicos, decidimos perdernos en paseo por los encantos medievales de Santillana del Mar. Allí hicimos un alto para indagar en su "Museo de la Tortura"

El museo está ubicado en un edificio de propiedad particular en Santillana del Mar, a medio camino entre la plaza del Ayuntamiento y la Colegiata. En él se exhibe una colección privada de «instrumentos europeos de tortura y pena capital».
Se trata de una muestra formada por algo más de medio centenar de piezas que se expusieron por primera vez en 1983 en Florencia. El conjunto ha sido reunido por un grupo de ciudadanos europeos y americanos y abarca instrumentos utilizados desde comienzos del siglo XIV hasta finales del diecinueve.
Hay objetos originales, adquiridos a anticuarios o recogidos en diferentes lugares, así como varias reconstrucciones a partir de piezas o fragmentos de los originales. La colección lleva el título genérico «Inquisición», pero es más un reclamo ya que el Santo Oficio no utilizó la mayor parte de estos instrumentos. De hecho, la práctica de la tortura era algo generalizado en los tribunales penales de toda Europa y en otras instituciones similares a nuestra Inquisición que existieron en países católicos y protestantes de todo occidente

Aunque el grueso de la muestra se encuentra en una sala del primer piso del edificio, a ambos lados del jardín de la entrada se han instalado instrumentos de gran tamaño, a los que se han acoplado, como elementos decorativos, esqueletos simulados. Se puede ver un verdugo de ultratumba con un hacha, que conserva la hoja italiana original del siglo XVII con la que se cercenaban la cabeza o los miembros. También hay jaulas colgantes de hierro del siglo XVIII y de madera, restauradas en 1982, en las que se encerraba a los reos; una reconstrución de un potro de escalera, el suplicio del suspendimiento, una guillotina y dos ruedas de despedazar reparadas a partir de elementos auténticos.
En la escalera de acceso a la sala de exposición se han colocado una serie de paneles con imágenes y una copia del sello de la Inquisición española, poderosa organización de carácter represivo nacida para preservar la pureza del catolicismo, que actuó con diferente intensidad entre 1480 y 1834.
Los objetos del primer piso se distribuyen por un amplia estancia en la que, con una iluminación determinada, se busca reproducir un ambiente tenebroso. Están acompañados de paneles informativos y numerosas reproducciones de ilustraciones y grabados con truculentas imágenes.

1. Para el castigo ejemplarizante y la humillación pública.
Se trata de objetos que se le colocaban al reo para que resultara humillante su exposición pública y de esta forma fuera insultado y agredido. Las llamadas «máscaras infamantes», de las que hay dos procedentes de Alemania, se colocaban a quienes no se atuvieran con sus conductas a las normas convencionales establecidas. El «cepo» o «brete», de origen austriaco, con el que la víctima era expuesta en la calle con los pies y las manos aprisionados. La «trenza de paja» para identificar como signo de vergüenza a las mujeres jóvenes embarazadas antes de casarse. La «flauta del alborotador», de origen italiano, usada para blasfemos en los siglos XVII y XVIII, que, sujetada en el cuello, aprisionaba igualmente los dedos con la presión que quería el verdugo. «La picota del tonel», pieza de origen austriaco para borrachos que debían soportar su peso. «El violón de las comadres», pieza de madera utilizada en Suiza y Alemania, que se colocaba al cuello para inmovilizar y causar dolor. También aquí se reunen diferentes collares para fumadores, jugadores, vagos o para quienes no cumplieran con sus obligaciones religiosas.



2. Objetos vincualdos al castigo físico y tortura de los reos.
Su finalidad era castigar atormentar o causar un largo dolor, aunque no llegara a causar la muerte. La «carretilla» en los trabajos forzados; las «manillas» y tobilleras» o el «collar de púas» para inmovilizar con dolor; las diferentes «armas de los carceleros»; las «pinzas» y «tenazas»; instrumentos para cortar la lengua o mutilar; «barras», «hierros» que después de ser puestos al fuego servían para marcar a la víctima como si de un animal se tratara; la mordaza o «babero de hierro»; el «suplicio del agua» por el que se colocaba un embudo a la víctima que le forzaba a engullir todo el líquido que deseara el verdugo; útiles para ejecutar la tortura del «gota a gota».
Una de las piezas más llamativas del museo es la llamada «dama de hierro», copia del original alemán. Se trata de un inmenso sarcófago con forma de muñeca en cuyas paredes se colocaban puntas que se clavaban en la víctima cuando era encerrada dentro, para prolongar su agonía.
También llaman la atención la «cuna de Judas», una especie de pirámide de madera o de hierro sobre la que se suspendía de manera controlada al reo mediante una serie de artiluigios; «la silla del interrogatorio», llena de pinchos de hierro distribuidos por todas las superficies de la silla, o el conocido «potro», que producía un tormento similar al de la llamada «rueda de despedazar».



3. Instrumentos cuyo objeto final era la ejecución.
Su función es la de causar directamente la muerte y esto se consiguía de las maneras más pintorescas y, en todo caso, después de que el reo sintiera que el tormento que se le aplicaba se la causaría. El popular «garrote» es un collar o anillo de hierro que se coloca para sujetar el cuello del reo a un palo anclado en la tierra. A la altura de las cervicales de la víctima el verdugo colocará el torniquete que al hacerlo girar mata a la persona.
Otro de los instrumentos de ejecución es el «rompecráneos» o «aplasta cabezas», de origen veneciano aunque procedente de una colección particular de Virginia, en Estados Unidos. También se enseñan «la espada del verdugo», «látigos para desollar», «la horca», «el empalamiento«, «la sierra», pieza española del siglo XVIII usada para cortar el cuerpo humano en dos mitades y que en el siglo XV se aplicaba a homosexuales, y «las jaulas colgantes», una de hierro y otra de madera reconstruida.
4. Aparatos creados para torturar especificamente a mujeres.
No fueron escasos los objetos ideados para torturar y hacer sufrir a mujeres acusadas de brujería, prostitución o adulterio. La «pera oral, rectal o vaginal», de origen veneciano, es un sádico instrumento de tortura que desgarraba irremediablemente las partes del cuerpo por los que se introducía. También se han reunido varios ejemplos de los tan famosos como humillantes «cinturones de castidad», de origen veneciano y florentino. Otros aparatos que se ven son el denominado «desgarrador de senos», «el cinturón de San Telmo» y el «cilicio de pinchos».



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