sábado, 22 de octubre de 2011

NO SIN MI TABLA

El surf no es un deporte cualquiera. Para practicarlo se necesita algo más que unas zapatillas y una pelota y llegar hasta él no siempre ha estado al alcance de cualquiera, pero la mayoría de quienes lo han probado han quedado cautivados de por vida.
En los últimos años el surf ha dejado de ser un deporte minoritario y cada vez engancha a más gente. El verano es una época propicia para que las escuelas de surf se llenen de principiantes, pero para algunos este deporte continúa durante todo el año y se convierte en una forma de vida.
Cuando un deporte traspasa esa frontera, siempre deja historias curiosas por el camino.
Así, hay surfistas incondicionales que se pasan el día planificando viajes en busca de la ola perfecta, los hay que convierten su pasión en una profesión.
Miles de historias concretas que vienen a demostrar que el surf es mucho más que un deporte.
En los últimos años el surf se ha puesto muy de moda en Portugal, sobre todo en las localidades costeras. Ya no es extraño ver por la calle a chavales que se dirigen a la playa con la tabla de surf en la mano. Ahora un niño puede iniciarse en el mar a los 4 años, pero hace un par de décadas eran contados los que practicaban este deporte en nuestro territorio.
El surf tiene unas características específicas que lo diferencian del resto de los deportes, y esas peculiaridades convierten a sus aficionados en una tribu especial capaz de vivir por y para las olas.

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