Esta vez , había que arrimar el hombro para que Alberto avanzase en las tareas de siembra ya que por culpa de la fuerte sequía que este año azota las tierras de Alba, la sementera en Valverde iba muy retrasada. Ya estaban sembrados los centenos, las avenas y los trigos, pero no se podía perder más tiempo con la cebada.
Las labores agrícolas en nuestras épocas , nada tienen que ver con la dureza extrema que ofrecian a nuestros antepasados.
Ahora se utilizan tractores de gran cilindrada y cavallaje, con habitáculos con todo tipo de lujos, en los que se hace menos pesado el soportar jornadas de 10 y 12 horas de trabajo. Alberto Santos , a pesar de su juventud, es ya todo un experto profesional, llevándo a sus espaldas entre 250-300 Has de siembra anuales en Valverde
Por eso, el post de hoy es un homanaje a LA SEMENTERA de nuestros bisabuelos
A partir de San Miguel (29 de septiembre) las ovejas apuraban los últimos rastrojos y los agricultores preparaban los aperos de la sementera . Tras las primeras gotas se daba la primera vuelta con el arado (alzar), servía para airear la tierra y enterrar los pajuncos de la cosecha anterior.
En octubre, la basura se acarreaba a las tierras y descargaba en pequeños montículos, desde los que se repartía. En tiempos más modernos se tiraba también un poco de mineral para reponer los nitratos del suelo. Los sacos de nitrato y fosfato se acarreaban a las tierras donde se mezclaban a pala. Era un duro trabajo, el polvillo que entraba por la nariz producia sensación de asfixia; enseguida salieron artilugios que enganchados a la yunta mezclaban y repartían el mineral.
Tras el abonado venía muy bien un poco de lluvia para que los nutrientes calasen, pero sin demasía, pues mucho agua los dispersaba. Se daba otra vuelta para cubrir abonos y a fines de octubre según viniera de adelantado el año empezaba la sementera.
La siembra a a voleo era un trabajo muy cualificado, los buenos sembradores estaban muy pesquisados. El sembrador con el costal al hombro lanzando puñados de grano cubría entre 5 y 8 cerros, procuraba un reparto uniforme para que no se formasen montones o calvas.
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