miércoles, 12 de agosto de 2009

URGENCIAS : TODOS SOMOS HUMANOS



“El primer acto del tratamiento de la enfermedad,
es dar la mano y una muestra de cariño
al paciente…” Von Leyden.
La salud y la enfermedad no son valores absolutos
a conseguir o combatir en la vida, son
las formas a través de las cuales una persona
da curso a su existencia. En el momento de
vivenciar la enfermedad, es decir, en el de sufrir
una alteración en su entorno interno (genético,
fisiológico, psicológico, etc.) y/o su entorno
externo (físico, social, económico, etc.) la
persona amerita especial atención.
Humanizar la relación entre las personas que
poseen los conocimientos técnico científicos
y el ser humano que se enfrenta al duro trance
de la enfermedad, implica, según Bayon,
el ejercicio de las siguientes actividades: la
benevolencia, significa querer el bien del otro;
la beneficencia, obliga al profesional a poner
el máximo empeño en atender el paciente en
todos sus aspectos y hacer cuanto pueda para
mejorar su salud de la forma que considere
más adecuada y la beneficencia, que indica
efusión hacia el paciente para compartir con‘él
algo que le pertenece íntimamente y que se
convierte en confidencia para establecer tratamientos
y cuidados, entre las dos partes, que
beneficien al paciente.
Esto significa que humanizar el cuidado requiere de la interacción
entre los conocimientos de la ciencia y
los valores del ser humano para poder establecer
una asistencia con calidad.
Se entiende por deshumanización la pérdida
de los atributos y de la dignidad humana en el
contexto de la relación del profesional de la
salud con el paciente.

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